La CALESITA en el MUNDO

No se puede pensar que las Calesitas sea un tema menor. Sus antiguos orígenes, aunque fragmentados, se encuentran en tramos de la historia universal. Establecer desde cuando existen las calesitas es un poco incierto. Al parecer son de origen turco y fueron introducidas en Europa por las Cruzadas. A través de grabados, pinturas, escritos y poemas se han encontrado diversos testimonios de su existencia desde varios siglos atrás. Comenzó siendo un divertimento de la nobleza y de los adultos. Con los años se hizo tan popular que todo el pueblo que había participado de observador, ahora podía girar a través de las calesitas. La palabra deriva del italiano garossela y del español carossela que significa pequeña guerra. Tuvo diferentes formas de movimiento que se fueron perfeccionando con los adelantos técnicos. A través de los caballitos de madera, el hombre entró en contacto con esta magia que aún perdura. A partir del siglo XIX y aún antes existieron calesitas en el Buenos Aires del ayer. Empezaron a ubicarse en algún hueco o esquina y hubo un momento que no faltaron en ninguna plaza.

La palabra Carrusel tiene sus orígenes en el idioma italiano Garosello, y en español Carosela que significa "Primera batalla".
Así se llamaba un ejercicio de entrenamiento para combate que practicaban los turcos y los árabes allá por el año 1100, y que reforzaba la preparación de los jinetes para la batalla al atacar con espadas de madera a muñecos que representaban al enemigo.

Consistía en caballos de madera suspendidos de vigas que eran soportadas por una columna central. El entranamiento de los jinetes se centraba en apuntar con lanzas, tratando de ensartar anillos ubicados alrededor del carrusel (sortija).

La idea es llevada a los reyes y señores de Europa por los cruzados y se construyeron y mantuvieron en secreto dentro de los castillos para entrenar dichos jinetes. Con el paso de los años se instalan pequeños carruseles en jardines privados de la realeza, con un objetivo muy diferente: el entretenimiento!.

Es así que se construye un Carrusel más grande, y se lo coloca en una plaza de París, Francia, para invitar al público a la diversión. A partir de ese momento fueron fabricándose más y más en distintas partes de toda Europa.
Las primeras calesitas no tenían plataforma, sino que se colgaban directamente los muñecos de postes o cadenas, los cuales se inclinaban hacia afuera al girar, simulando volar, y eran movidas por animales que caminaban en círrculo, o personas que tiraban de una cuerda o manubrio.

A mediados del siglo XIX se desarrolló la Calesita de plataforma, para reducir el riesgo de los niños, y se empezaron a construir con propulsión a vapor. Durante la Revolución Industrial se instalaron los caballos que suben y bajan. Pronto aparecieron los motores eléctricos y las luces...y así las Calesitas adoptaron su caracterísitco estilo.



La CALESITA en ARGENTINA

La primera calesita argentina se instaló entre 1867 y 1870 en el antiguo barrio del Parque, que quedaba entre lo que hoy es el Teatro Colón y el Palacio de Tribunales, donde se encuentra actualmente la Plaza Lavalle.
La misma había sido fabricada en Alemania, ya que hasta 1891 no se fabricaría una en el país. Esta primer calesita argentina fue construida por Cirilo Bourrel, Francisco Meric y un financista español apellidado De la Huerta, y fue instalada en la entonces plaza Vicente López.

La empresa que habían formado se disolvió a los pocos años, y sólo De la Huerta continuó fabricándolas. Solía vendérselas a los inmigrantes españoles con facilidades de pago, para que tuvieran una fuente de trabajo apenas arribaran al país.

Si bien en la Argentina la generalidad de estos juegos son del tipo calesita, también pueden encontrarse algunos carruseles. El primer carrusel argentino fue fabricado por la empresa Sequalino Hnos, que había sido fundada en la ciudad de Rosario, por encargo de otra empresa, la CUMA - Carruseles Ultramodernos Argentinos La Salvia.
Este carrusel funcionó por primera vez en 1943, en un terreno ubicado en la intersección de la Avenida Rivadavia y la calle Hidalgo. En 1946 fue trasladada al Zoológico de Buenos Aires, donde permaneció hasta 1979 cuando fue comprada por 19 mil dólares y trasladada a un predio que posee el Club de Leones, ubicado en la localidad de Ayacucho.

La fábrica de los hermanos Sequalino construía no sólo para el país, (la mayoría de las calesitas de la Ciudad de Buenos Aires fueron hechas allí), sino también para Uruguay, Perú, Chile, Paraguay y Brasil.

Cada calesita tenía un período de producción de alrededor de un mes y funcionaban con energía eléctrica, pero como también fabricaban para pueblos donde la electricidad no llegaba, y eran movidas por caballos. La fábrica que supo proveer de este juego a buena parte de la región, cerró definitivamente en 1984.



La Sortija, habilidad y suerte!

"La pera y la sortija son un invento tan argentino como la milonga y el dulce de leche...Quien logra alcanzarla tiene como premio una vuelta gratis..."

Una particularidad que surgió en la Argentina es la sortija, un invento de la década del '30 que se inspiró en las carreras que hacían los gauchos, y que todavía pueden verse los fines de semana en la Feria de Mataderos.

En algunas ocasiones está ubicada en un poste y en otras la sostiene directamente el dueño. Quien logre alcanzarla, se ganará el derecho a una vuelta más sin cargo.

Gira, gira... regalando Sonrisas!

"Aunque sea sencilla o sofisticada, tenga imágenes de animales o aparatos de última generación, este es un juego que siempre va a perdurar y sobrevivir a todos los inventos modernos, brindando felicidad al compás de los giros."